Bowie. Simon Critchley. Extracto

BOWIE

SIMON CRTICHLEY

EDITORIAL SEXTO PISO

Dices que me dejarás

La música de Bowie trata del anhelo. Y en última instancia, de un anhelo de amor. Su anhelo roza algo en los nuestros, libera una melancolía agridulce; por ejemplo, la añoranza deliciosamente dolorosa del exilio. Para ser claros –y resulta poco menos que milagroso cuando reflexionas sobre ello–, este anhelo se produce sencillamente cuando el sonido de las palabras y de la música entra en un contacto directo con nuestros cuerpos. En particular en sus primeros trabajos, las letras de Bowie presentan una compleción y un impulso narrativos, como ocurre con la historia del auge y caída de Ziggy Stardust. Pero después de adoptar la técnica del cut-up, sus letras se hicieron mucho más fragmentarias, imagísticas y modernistas. Las palabras de Bowie se vuelven sinécdoques, partes que representan el todo, pero también los agujeros dentro de ese todo.

El cut-up hace posible una nueva forma de ver. Y también lo acelera todo. Encaja con el ímpetu de la increíble productividad de Bowie en los setenta. Permite una captación estética de la velocidad y de los cambios de la vida, su amnesia, sus coyunturas accidentales, sus giros creativos y sus pifias. El estilo lírico de Low (que contiene 410 palabras) y de “Heroes” rompe con la inteligibilidad narrativa y racional. Las palabras dicen más cuando dicen menos y cuando tienen un sentido menos obvio. Las letras de Bowie alcanzan su máxima fuerza cuando son más evasivas. Nosotros llenamos los espacios en blanco con nuestra imaginación, con nuestro anhelo.

Bowie afina esta técnica evasiva de composición –imagística en el sentido de Ezra Pound– a lo largo de sus trabajos posteriores con gran habilidad y un poder cada vez mayor. En una canción como Heathen

(The Rays), encontramos una acumulación aparentemente sencilla y aleatoria de imágenes urbanas:

 

Acero en el skyline

cielo hecho de vidrio.

 

Steel on the skyline

Sky made of glass.

 

Antes de saltar a una serie de

afirmaciones indeterminadas:

 

Esperando a alguien

buscando algo.

 

Waiting for someone

Looking for something.

 

Y luego se plantean las preguntas:

 

¿No hay ninguna razón?

¿Me he quedado mirando

demasiado tiempo?

 

Is there no reason?

Have I stared too long?

 

Y entonces, como surgido de la nada, alcanzamos un clímax explosivo. Bowie implora, en su mejor vibrato:

 

Dices que me dejarás,

 

You say you’ll leave me,

 

Antes de regresar a imágenes ahora impregnadas de un sentimiento

de pérdida y decepción:

 

Y cuando el sol está bajo

y los rayos, altos

ahora lo veo

noto cómo muere.

 

And when the sun is low

And the rays high

I can see it now

I can feel it die.

 

Quizá lo irónico del anhelo de amor de Bowie sea que, cuando parece encontrarlo, los resultados son algo aburridos, como pasa con The Wedding, incluida en Black Tie White Noise, que nació como una melodía nupcial que compuso para la ceremonia de su matrimonio con Iman Abdulmajid, en 1992. Como canta en The Loneliest Guy, incluida en Reality, si bien curiosamente refutado por el lamento melancólico de la música que lo acompaña, «Soy el tipo más afortunado, no el más solitario». Aunque me alegraba que Bowie fuese feliz, secretamente prefería la música que producía cuando tocaba fondo.

 

 

Related Posts