«Soy la Vida» y «Soy la Muerte», libros para niños existencialistas

Las grandes preguntas sobre la existencia se despiertan en la infancia y, a medida que crecemos, vamos incorporando dudas secundarias. La editorial Barbara Fiore nos propone dos libros que invitan a dejarse sentir, reflexionar y hablar con los niños sobre el sentido y la esencia de la vida y la muerte.

Son dos álbumes independientes, pero tan unidos como el asunto al que hacen referencia en sus títulos. Soy la Vida y Soy la Muerte, escritos por Elisabeth Helland Larsen e ilustrados por Marine Schneider, nos sumergen con sensibilidad y sin sensiblerías en la doble cara de la existencia.

La mayoría de los álbumes infantiles se prestan a ser leídos en voz alta por un adulto, mientras el niño escucha, mira las ilustraciones, interviene aquí y allá. Mi sensación, en este caso, es que la primera lectura gana mucha fuerza si se hace para uno mismo. Sus páginas sumergen al lector en un clima emocional introspectivo y calmado, y dejan espacio para encontrar respuestas y desarrollos personales que parecen más fáciles de explorar en completa intimidad.

Los textos de Elisabeth Helland Larsen son potentes, concretos, poéticos y se atreven con todo (los niños no nacidos, las guerras, la capacidad de nuestro cuerpo de gritar a pleno pulmón, bailar, fabricar lágrimas y encontrar otro cuerpo al que poderse arrimar). No ocultan la dureza de la vida -ni de la muerte-, pero también hacen que estalle ante nuestros ojos su lado más luminoso. Llaman a disfrutar del instante, a conectar con uno mismo y con lo que nos rodea. Y se fusionan con soltura con las delicadas ilustraciones de la joven Marine Schneider, que abren puertas a nuevos significados e historias. ¿Cómo ha llegado hasta allí la niña de los peces? ¿Cómo sería el marinero de joven? ¿Qué les pasó a todos los niños que se esconden de la muerte detrás de una roca blanca? ¿O la están esperando para dar la bienvenida al niño que la acompaña? ¿Las setas también están muertas? ¿Qué están haciendo las hormigas?

Otro acierto de las autoras es que han conseguido, en un asunto tan delicado, transmitir un mensaje universal: lo que vemos y leemos no entra en colisión con creencias, religiones o principios que existen en todas las familias, y que forman parte de las respuestas que los padres damos a nuestros hijos sobre estos asuntos.

Sorprende que estos álbumes sean la primera incursión en la literatura infantil tanto para la autora como para la ilustradora. Elisabeth Helland Larsen trabaja como payaso para niños en hospitales infantiles y campos de refugiados, donde seguro que la muerte y la vida se afrontan de una forma muy distinta a como lo hacemos aquí. Para Marine Schneider, Soy la Muerte fue su primer trabajo de ilustración para niños. “Supongo que [el mayor reto] fue definir el aspecto que tendrían los personajes de la Muerte y la Vida -explica-. Todos coincidimos en que la Muerte tenía que ser diferente de la emblemática figura negra con una guadaña desde el principio. Como el texto es tan fuerte, las imágenes tenían que ser muy coloridas y juguetonas. Conseguí definir el personaje de la Muerte después de llenar páginas y páginas de mi cuaderno de bocetos. El personaje de la Vida, por alguna razón, fue más fácil”.

 

FUENTE: Sitio web Ser Padres

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