Tres libros recientemente traducidos del gran filósofo y teórico político británico ya circulan en nuestro país. Su influencia, a 21 años de su muerte, nunca para.
En 1971, cuando se le otorgó la Orden del Mérito británica, sir Isaiah Berlin se preguntaba: “¿Qué he hecho en mi vida? Un pequeño libro sobre Marx y un puñado de ensayos. Tremendamente sobrevalorado. ¡Cuánto durará!”.No duró poco. Al morir, un cuarto de siglo después, Berlin era tanto o más apreciado (o sobrevalorado) que entonces.
En la última parte de su vida las referencias a él estaban cargadas de superlativos. Aunque había quienes lo criticaban porque escribía poco y hablaba mucho, lo cierto es que la fragmentación de su trabajo había comenzado a centralizarse.
Nunca realizó una obra de síntesis, pero ya se habían publicado varias colecciones de ensayos, reunidos por Henry Hardy, su editor y albacea literario.Sin la labor de Hardy, la presencia de Berlin sería distinta. De la docena de volúmenes editados por él, se traducen ahora Las ideas políticas en la era romántica (2006), El sentido de la realidad (1996) y la recopilación de textos breves, El poder de las ideas (2013) PÁGINA INDÓMITA